viernes, 22 de mayo de 2009

Manuel Vázquez Montalbán

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El hombre de mi vida

La Charo de antes hubiera llorado vencida por las lágrimas, la Charo de ahora las interpretaba en el marco de una dramaturgia previamente imaginada.

Por un momento Carvalho pensó decir algo que ayudara a crear un clima de efemérides, bienvenida a casa, por ejemplo, pero fue rechazando fórmulas líricas y épicas (…)

No se debe dejar fumar sola a una mujer.
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Enamorarme de ti es lo más solitario que he hecho en mi vida.

Sin duda ya, tienen razón los días laborables y se descubre que los festivos son inútiles desplazamientos, falsificaciones del supuesto octavo día de la semana.

Con un inconcreto proyecto de hacer algo más que angustiarse.

¡Cuántas maneras tiene de manifestarse la dialéctica entre el doctor Jeckyll y míster Hyde!

No te preocupes, esta angustia, este esquizofrénico comportamiento se nos pasará, tu memoria lo sabe y puede que saberlo te lo haga más triste.

(…) y no me pidas un ejemplo porque no se me ocurre. Estoy improvisando.


Se imaginó a la bruja vieja y gorda, cúbica, una casada frustrada y letraherida en busca de héroes de papel ya que no podía obtenerlos de carne y hueso.

De nuevo se puso en marcha la máquina trituradora del silencio.

Un abrazo sin entusiasmo, como de colega no de ideología sino de memoria o de paciencia histórica.

(…) la selección de las especies una chapuza. Ganó el más cruel.

Ha sido una larga ausencia, ausente pero presente, como si estuvieras allí donde yo estaba, en cualquier rincón de mi vida cotidiana.

Y esa relación de dependencia le sublevaba, dependencia hasta en el pensar, porque lo hacía para que ella leyera sus pensamientos y a veces se encontraba hablando a solas para que Yes le escuchara. Pero no quería llamarla para no entregarse demasiado (…)

(…) cuando los dioses nos regalan algo tan escaso como es la ilusión, es un acto de soberbia – imperdonable- rehusar.

[Carta de Yes] (…) no creo confundirme al pensar que también ha ayudado a desconcertarme cierta dosis –lógica- de vanidad por tu parte, el deseo de querer prolongar la sensación placentera del que se siente admirado (…) Tienes una necesidad de cariño que nunca consigues saciar, a ese problema se añade tu generosidad –entrañable- que te obliga a corresponder -¿agradecer?- a los que te quieren. Este comportamiento acaba siempre en un atasco que pocas veces consigues resolver, te obligas a mantener una puesta en escena de reciprocidad a las muestras de afecto que se te dan, como un modo de compensar y, a la vez, propiciar que te sigan queriendo. Ya que hablamos de cariño y afecto parece apropiado decir que estableces una dinámica de “abrazo mortal”, es decir, te haces trampas a ti mismo, te eres deshonesto. No me extrañaría que cuando te sientes –porque te sientes- tiranizado por tus Charos y tus Biscuters, demuestres tu enojo para, acto seguido, tratar de remediarlo dando nuevas muestras de cariño, con su consabido eco. Tienes mi admiración, mi afecto, mi respeto, me has devuelto la ilusión, los sueños, las quimeras, las dudas, todas las dudas. Celebraré si esto te reporta cualquier felicidad pero: na te debo y na me debes.


Milenio
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(…) habían devuelto osadía al corazón de Carvalho, como si se hubieran borrado los calendarios y se sintiera otra vez en la dimensión absoluta de vivir y sentir.

Lo más parecido a la secuencia de Modesty Blaise en la que el malvado y sibarita personaje interpretado por Dick Bogarde, con el cuerpo enterrado en la arena y la cabeza expuesta a los cuatro soles de los cuatro horizontes, no pide agua, como suelen hacer los náufragos del desierto, sino champán.

- (…) me quedo hecho polvo cada vez que compruebo el desfase que hay entre lo que hacemos y lo que necesitamos hacer.
-Ánimo. Eso es muy profundo.

(...) el botellerío que les llenaba la mesa de estalagmitas.


Eric y Enide
Ni siquiera la memoria es fiable, porque queda como una novela subjetiva que nos hemos contado a nosotros mismos, con alguna ayuda de los otros. Y sin embargo reclamamos esa materia como vivificable. La memoria. La asquerosa memoria.

Vinieron como una rémora las pautas imaginarias de conducta adquiridas en los libros o en el cine.

Tememos perder incluso lo que no amamos.


El hombre de mi vida
El espíritu de lo que algunos pedantes llamaban “la posmodernidad” y que Carvalho pensaba era un tiempo tonto entre dos tiempos trágicos.




Escritos subnormales
No se puede renunciar al sueño hacia delante. Nunca. Aun sabiendo que todo futuro será imperfecto.

Con el tiempo, estos lacanianos acaban rindiéndose a Gardel.






El balneario
De alguna manera se venga de la época en que su conducta dependía de lo que leía.




O César o nada


- ¡Que me ganes tú es peor que perder!
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(...) con lentitud de caracol herido (...)






Tres historias de amor
(…) para empezar el día congratulándose con el estómago, el verdadero corazón.

La capacidad de asumir desprecio tiene un límite

-Me han hecho reconocer que tengo una personalidad inmadura.
-Suele pasarles a algunas personas y a muchos melones.





Los pájaros de Bangkok
No hay ser humano que no recurra a algún modelo interpretativo dominante, sobre todo cuando le toca vivir situaciones anormales que hasta entonces sólo ha visto en el teatro, en el cine, en la televisión o quizá leído en las novelas.


A las penas puñaladas.


- ¿A cuántos subnormales conoció usted en la Universidad?
- No fue un cupo alarmante.
- Pero sorprendente sí, sea sincero.
- Sorprendente, sí.
- La burguesía tiene un gran talento camuflando a sus subnormales. Antes le bastaba con que tuvieran memoria y hasta podían llegar a médicos o abogados porque se sabían todos los huesos y todas las leyes. Ahora se estudia de otra manera y el alumno ha de demostrar mínimamente que entiende las cosas, pero le basta entenderlas como el profesor para prosperar sin dejar de ser un subnormal.



- No es que sea santo de mi devoción, pero es una mujer que vale mucho y de mucha cultura.
- No lo dudo. El mundo está lleno de seres que valen mucho, que tienen mucha cultura y que son inaguantables (…)





Historias de fantasmas
-Mal asunto. Las novelas policíacas no tienen nada que ver con la realidad criminal. Todo lo literario se basa en exagerar lo real. Las cosas que pasan tienen poco interés y los escritores las agrandan para amplificar artificialmente los límites de lo imaginado. Es como el que compra el doble de tela para hacerse un traje y luego la aprovecha toda. El traje siempre va grande.
-Es casi una teoría literaria. ¿Ha ejercido usted la crítica?
-¿A qué crítica se refiere?
-A la literaria.
-No critico a casi nadie, ni siquiera a mí mismo. Respecto a la crítica literaria, hace tiempo que no la frecuento. Los críticos son aún más parásitos que los escritores. Al trabajo improductivo le añaden una reflexión improductiva.
-Usted sabe más de lo que aparenta.
-Hice un curso de radiotécnica por correspondencia y no sabe usted lo que eso forma.





Lo cómico es una categoría inexistente, le había dicho alguna vez alguien o lo había leído. No hay nada sobre la capa de la tierra que no sea dramático en primera instancia y trágico en última. La risa es siempre el camuflaje de una calavera, (…)



- Tiene usted mucha fama por esta costa.
- Dicen que soy buena persona, pero soy un cabronazo. Dicen que soy un filósofo, pero soy un imbécil.




Asesinato en el Prado del Rey
(…) le daba 5 minutos para subirse al pedestal y luego le abandonaba a sus recuerdos o sus fantasmas con cualquier excusa. Todo hombre merece cinco minutos de ensoñación, de encontrarse a gusto consigo mismo. Era una máxima que Carvalho sólo utilizaba con los perdedores. Los otros no necesitan inventar los pedestales. Los compran.



Tal vez unos ojos interiores con los que contemplaba melodramas ya integrados para siempre en su mala educación sentimental.


El delantero centro fue asesinado al atardecer
- El hombre es un caníbal.
- Empezamos bien.
- Mata para alimentarse y luego llama a la cultura en su auxilio para que le brinde coartadas éticas y estéticas. El hombre primitivo comía carne cruda, plantas crudas. Mataba y comía. Era sincero. Luego se inventó el roux y la bechamel. Ahí entra la cultura. Enmascarar cadáveres para comérselos con la ética y la estética a salvo.


Mientras haya putas jóvenes, habrá arte contemporáneo, se dijo, y fue para él la prueba de que había alcanzado el grado deseado de surrealismo etílico.


Carvalho pidió su martini, a la espera del prodigio del sabor absoluto, quimera que el martini acepta como un ideal platónico, consciente de que jamás será descubierto del todo el secreto de su perfección.


La llamada de Basté le había cogido curándose de los efectos de una botella de tinto de Cacabelos que se había bebido a su propia salud, brindando consigo mismo en un repentino deseo de que la noche se convirtiera cuanto antes en somnolencia y olvido.



La rosa de Alejandría
Y lo más jodido será que para entonces todo el mar será un inmenso charco de mierda. El final de la aventura. Un asqueroso final para una hermosa aventura que hace siglos acuñó la frase: vivir no es necesario, navegar sí.


-Pienso en el horror de comer, relacionado con el horror de matar. La cocina es un artificio de ocultación de un salvaje asesinato, a veces perpetrado en condiciones de una crueldad salvaje, humana, porque el adjetivo supremo de la crueldad es el de humano. Esos pajaritos ahogados vivos en vino para que sepan mejor, por ejemplo.
-Excelente tema de conversación como aperitivo.




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(...) tenemos unos filtros que muchas veces no nos dejan reaccionar correctamente delante de la provocación vital. Hemos leído demasiado, hemos visto demasiado cine, tenemos demasiados prejuicios como para reaccionar adecuadamente a lo que es simplemente una respuesta, (...)
[entrevista en Debate, 24 de octubre 2003]











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→ Una curiosidad: canción compuesta por Vázquez Montalbán, canta Mª Dolores Pradera (click para ver video)

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