jueves, 12 de diciembre de 2013

Proustianas

(...) como mínimo le hubiera gustado estar siempre presente en su pensamiento, y en todo momento trataba de encontrar una ocasión para que pensase en él (...)

Y con la grosería intermitente que reaparecía en él cuando dejaba de sentirse desgraciado, y que al mismo tiempo hacía descender el nivel de su moralidad, exclamó para sí: "¡Y pensar que he desperdiciado años enteros de mi vida, que he querido morirme, que he sentido el amor más grande por una mujer que no me gustaba, que no era mi tipo!"
 (De Un amor de Swann)


sábado, 7 de diciembre de 2013

Sharpe, Tom.

(...) se preguntó por qué era tan fácil provocar a la gente que tenía ideas fijas y también por qué, una vez que se ponían a hablar, se negaban rotundamente a escuchar cualquier otro argumento.
(Wilt no se aclara)


Booktrailer de Cuna de gato, de Kurt Vonnegut

viernes, 6 de diciembre de 2013

En Antología de la literatura fantástica. Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo.

Peralta, Carlos. Rani. 
-¿Cómo le va? -preguntó con su vieja cordialidad administrativa.

Jacobs, W. La pata de mono.
Pero los días pasaron y la expectativa se transformó en resignación, esa desesperada resignación de los viejos, que algunos llaman apatía. Pocas veces hablaban, porque no tenían nada que decirse; sus días eran interminables hasta el cansancio.

Kafka, Josefina la cantora.
(...) tranquilo, sin desilusión visible, señoril.

Kafka, La ley.
Acepto para que no te figures que has omitido algún empeño.


Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Borges

(...) había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo. Sabían ejercer un intercambio de libros y periódicos; solían batirse al ajedrez, taciturnamente.

(...) Ese primer intento probó que la esperanza y la avidez pueden inhibir.


Observatorio

Publicado en La Nación, 6 de diciembre 2013

Heinlein. Ruta de gloria.

Me sentí extrañamente aliviado, como si acabara de decirle al cirujano: Adelante: ampute.


Lafferty, R. Llegada a Easterwine

     - Oh, sí, el falso amor es muy parecido al amor verdadero, Valery -dijo Audifax-. Y no me refiero al amor dolosamente falso, sino al amor honrado y naturalmente falso, de tipo sublunar, que es lo único que tenemos todavía. Y eso no lo es todo. Es parte, y sólo parte; y nosotros mismos somos sólo partes.

     Creo que está decepcionado de sí mismo (...)

     -Sufre, muchacho, vive con ello.

     Pero no todo han sido pérdidas. estamos más cerca de ello de lo que estábamos. Y de nuevo prestemos atención a no aprender demasiado de nuestro fracaso. Sería desastroso si lo considerásemos como un fracaso total.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Umbral, Francisco. Las ninfas.

     Lo que uno lee después de la adolescencia es ya siempre repetición de lo leído (se lee siempre el mismo libro, como se escribe el mismo libro; el que uno quiere leer y escribir, nuestro libro) y porque no hay manera de que un libro leído más tarde pueda poseernos como nos poseyó aquél, como nos poseyeron aquéllos.


La necesidad de sentirse deseado por una mujer quizá sea la necesidad de volver a sentirse amado por uno mismo, cuando uno mismo ya no se ama nada, a través de otra persona.


Budrys, Algis. ¿Quién?


     Cuando revisas el pasado una y otra vez en tu cabeza, puedes empezar a ver cosas en él que pasaste por alto cuando lo estabas viviendo. Te das cuenta de que hubo momentos en que una palabra dicha de otra forma, o una cosa hecha en el momento apropiado, lo habrían cambiado todo.

Brevedad

Publicado en La Nación, 5 de diciembre 2013

lunes, 18 de noviembre de 2013

Banville, John.

     Antigua luz

     Se me ocurrió soltar alguna frase altisonante, pronunciar alguna solemne admonición --si sales de aquí ahora, ni se te ocurra pensar en...--, pero no encontré palabras, y aun cuando las hubiera encontrado no me habría atrevido a pronunciarlas.

     (...) todavía me llega a veces en ciertos días húmedos de verano, y hace que algo pugne por abrirse dentro de mí, una flor atrofiada que empuja procedente del pasado.

     De pie junto a la ventana, con un vaso de cristal tallado en la mano, mi colega y yo nos sentíamos como un par de calaveras del Período Regencia mirando desdeñosamente el mundo sobrio y soso que había a nuestros pies. Era mi primera copa de whisky y, aunque nunca llegaría a aficionarme, el solemne y amargo hedor de la bebida y su manera de quemarme la lengua me parecieron presagios del futuro, una promesa de todas las abundantes aventuras que seguramente la vida iba a depararme.

     Hay quien afirma que, sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora. Los pecios que elijo salvar del naufragio general --¿y qué es la vida, sino un naufragio gradual?-- a veces asumen un aspecto de inevitabilidad cuando los exhibo en sus vitrinas, pero son azarosos; quizá representativos, quizá de manera convincente, pero sin embargo azarosos.

     Creo que ella me habría esquivado y seguido andando de no haber visto mi expresión de necesidad y desolada súplica.

     (...) flotaba en un aturdimiento de ternura e incrédula gratitud.

     El mensajero, que tenía un aire de criminal de guerra balcánico (...)

     Soy incapaz de describirla, lo que significa que me niego.

     (...) y me sentí lento de reflejos y estúpido, y no por primera vez, imagino, ni por última.

     Seguía sintiéndome expuesto hasta un punto que me ponía nervioso, como un camaleón que ha perdido su poder de camuflaje.

     (...) hombres cobardes o traidores, o ambas cosas, (...)

     (...) y por mucho que me esfuerce, por mucho que piense en ello, no me convenzo de lo contrario. Aun cuando me obligara a convencerme de lo contrario a fuerza de pensar, seguiría perdurando el sentimiento, y sería un residuo omnipresente y contrariado, dispuesto a hacerse oír a la menor oportunidad.

      poco a poco sus palabras se filtraron en la iniluminable penumbra de mi conciencia egoísta,   (...)

     A menudo el pasado parece un rompecabezas en el que faltan las piezas más importantes.

     Lo que me daba miedo era mi propia pena, el peso de la pena, su ineluctable fuerza corrosiva.

     
El Mar

El pasado late en mi interior como un segundo corazón.

     Sí, yo era un chico de ésos. O, mejor dicho, hay una parte de mí que sigue siendo la clase de chico que era entonces. Un poco bruto, en otras palabras, con una mente sucia. Como si hubiera de otra clase. Nunca crecemos. O, al menos, yo no.

     ¿Qué versión fantasmagórica de mí es la que nos mira (...)?

     Y la incredulidad, eso también era parte importante de ser feliz, me refiero a esa eufórica incapacidad de creerte del todo tu buena suerte.

     Siempre he poseído la convicción, inmune a todas las consideraciones racionales, de que en algún momento futuro y sin especificar, el permanente ensayo que es mi vida, con sus numerosas malinterpretaciones, sus deslices y pifias, terminará, y la obra propiamente dicha, para la que me he estado preparando siempre y con tanto ahínco, comenzará por fin. Es una ilusión muy corriente, lo sé, todo el mundo la tiene.

     He llegado a comprender lo poco que la conocía, es decir, qué superficialmente la conocía, qué mal. No es que me culpe por ello. Aunque quizá debería. ¿Fui demasiado perezoso, demasiado desatento, estuve demasiado pendiente de mí? Sí, todas esas cosas, y no obstante no me parece que sea una cuestión de culpa, este olvido, este no haber conocido. Me imagino más bien que esperaba demasiado de ese conocer. Me conozco tan poco, ¿cómo iba a conocer a otro?

     ¿Podíamos, podía yo, haber actuado de otro modo? ¿Podría haber vivido de otro modo? Infructuosos interrogantes. Naturalmente que podía, pero no lo hice, y ahí reside el absurdo de incluso preguntarlo.



Copérnico

     (...) pues yo había imaginado nuestro encuentro como una piedra preciosa engarzada en la rutilante rueda de la historia.

     Yo estaba muy decepcionado, o más bien era consciente de que me estaba ocurriendo algo muy decepcionante, porque yo mismo, mi yo esencial, apenas estaba allí.

     La brevedad de la vida, el embotamiento de los sentidos, la apatía provocada por la indiferencia y las tareas inútiles sólo nos permiten conocer pocas cosas; y con el tiempo, el olvido, ese estafador del conocimiento y enemigo de la memoria, nos despoja incluso de lo poco que sabíamos.


Mefisto

     Pasó un momento, como algo que portasen cuidadosamente por en medio de nosotros.


Kepler

     Se sintió traicionado pero no descontento, como un viejo banquero ingeniosamente desfalcado por su amado hijo.

     La tristeza lo dominó, una tristeza intensa, sobrecogedora y tan fugaz como el llanto mientras duermes.

Parés, Humor petiso.

Publicado en La Nación, 17 de noviembre 2013.

domingo, 10 de noviembre de 2013

El archivo de Egipto. Sciascia, Leonardo.

     Y se decía que lo que estaba haciendo era estúpido, hasta ridículo: como todas las cosas dictadas por el sentimiento, cosas que sólo en el ámbito del sentimiento tienen significado y que, en cambio, son grotescas en la realidad.
     Pero estaba de verdad ansioso y conmovido, con todo su ser vibrante en la espera.

     (...) los dichos de los antiguos siempre resultan verdaderos: verdugo jamás falta.

martes, 5 de noviembre de 2013

Sistema, por Montt.


De La rosa de los vientos, de Torrente Ballester.

     (...) algo que podría entender como deseo frustrado o esperanza que no se cumple (sigo moviéndome en ese terreno de las esperanzas y de los deseos que, por otra parte, entiendo como la verdadera base de la vida, el tejido que la sostiene).

     Imaginándolo alguna vez, según esta afición mía a reconstruir escenas no acontecidas (...)


domingo, 3 de noviembre de 2013

martes, 8 de octubre de 2013

Respuesta

   (...) calló, aunque seguramente estaba pensando: "esa es la única palabra clara que dice el universo entero" y en este caso hay que darle la razón. Lo único que responde el universo a todas nuestras preguntas es eso: Quizá.

  De esas cosas observadas en nosotros mismos nos viene nuestro escepticismo por la humanidad e incluso nuestra aversión y nuestro odio por la especie a la que pertenecemos sin haberla elegido. "Vertebrados, bien. Pero no tanto." En fin, el nacer fue por azar.

(Sender, Ramón J. La mirada inmóvil)


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Ospina, William. Ursúa.

     Diez años he viajado como una sombra siguiendo sus pasos, diez años, si puedo decirlo, intentando tejer con palabras lo que él destejió con su espada, no sólo los reinos que venció y destruyó, sino su propia vida, que también fue gastando y rompiendo como se gasta y se mella una ilusión contra las paredes de los días.

Después hubo un silencio, en el que cabían todas las derrotas pasadas, (...)


viernes, 6 de septiembre de 2013

Waugh, Evelyn. Latinoamérica... gnerosidad

Fue para él lo mismo que si se hubiera hallado en América Latina en una época de cataclismos y no fuera inglés, sino latinoamericano.
(¡...Más banderas!)



Se le ocurrió providencialmente en ese momento con la ejemplar rapidez de un acto justo, de esos que muy de tarde en tarde se producen en la vida; su nobleza era recompensada, si no de una manera superior a sus merecimientos, por lo menos más generosa que lo que él aguardaba.

Jugar a un toque, por Fontanarrosa


Libros-Borges

     Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con un lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica.
(Del prólogo a Biblioteca personal)
Mural en Mar del Plata, Rep

martes, 13 de agosto de 2013

Dolor

Todo hombre se parece a su dolor.
(Malraux, André. La condición humana.)

Pregunta

     ¿Es hablar mal de las mujeres decir que prefieren pasar una noche agradable... a quedarse a solas conmigo?
(Mérimée, Prosper. Doble error.)



martes, 23 de julio de 2013

Informalidad y memoria (Spark)

La historia de una vida es una reunión muy informal: no existen reglas de precedencia o de hospitalidad, ni hay invitaciones.
(Spark, Muriel. La intromisión)
     Esta es una táctica que en las estafas usualmente funciona. La mención de un amigo del colegio que uno no recuerda en general hace surgir un ligero sentimiento de culpa más que la sospecha. En vez de una reacción como "Esta persona debe de ser una farsante, no conozco ni recuerdo  a ningún compañero del colegio con ese nombre", es más probable que sea: "Dios Santo, ¿me volví tan desmemoriado? ¿O tan pretencioso? ¿Me he alejado tanto de mi juventud?
(Los encubridores)

lunes, 22 de julio de 2013

Kerouac, Jack

     Sueño despierto a su lado, saludando, en enormes cocktails exóticos donde de algún modo se divisan resplandecientes Parises en el horizonte y también en primer plano.

     Y yo me vuelvo a casa, habiendo perdido su amor.
     Y escribo este libro.
(Los subterráneos)

martes, 9 de julio de 2013

Parés, cada vez más Divito.

Publicado en La Nación, 24 de julio 2013

Publicado en La Nación, 26 de julio 2013

Publicado en La Nación, 25 de julio 2013

Publicado en La Nación, 13 de julio 2013

Publicado en La Nación, 8 de julio 2013.