lunes, 11 de enero de 2010

Pedro Lemebel, Loco afán


- Siempre. Nunca tienen que saber lo que estás pensando.

Modelo Nexus


Página 12
9 de enero 2010

DEMANDA CONTRA GOOGLE POR BAUTIZAR SU CELULAR CON UN NOMBRE CREADO POR PHILIP DICK


Un teléfono con un nombre de novela


La hija del autor de la novela que inspiró el film Blade Runner demandará a Google por su nuevo celular Nexus One, semejante al nombre de los androides que perseguía Harrison Ford.



Por Pedro Lipcovich



Philip K. Dick no hubiera demandado a Google: él lo hubiera inventado. La hija del gran escritor norteamericano, en cambio, anunció que demandará a esa empresa por haber denominado Nexus One a su nuevo teléfono celular, que utiliza el sistema operativo Android, desarrollado por la misma compañía. Nexus se llamaban aquellos seres humanos artificiales de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, la novela de Dick en la que se basó la película Blade Runner. En la tarde de ayer, en un diálogo realmente exclusivo con Página/12, Philip K. Dick –fallecido en 1982– definió su posición sobre el conflicto.

El martes pasado, en sus oficinas de Mountain View, California, la empresa Google presentó su primer teléfono móvil, desarrollado en colaboración con la firma taiwanesa HTC –que se encarga de fabricar el hardware–. “Nexus One es donde el teléfono se encuentra con la web –sostuvo Mario Queiroz, subjefe de este proyecto–. Pertenece a la clase de aparatos que podemos llamar superteléfonos y es el primero de una serie.” El nuevo celular tiene un aspecto similar al iPhone de Apple, pero es algo más liviano y delgado; pesa 130 gramos y tiene 11,5 milímetros de espesor. Según el fabricante, permite fácil acceso a servicios de la web, como Facebook.
Hace dos años, Google había presentado el sistema operativo Android, gratuito, destinado especialmente a teléfonos móviles, que ya fue adoptado por Samsung y Motorola. El Nexus One incluye la versión 2.1 de Android, capaz de transcribir a texto escrito la voz del usuario, por ejemplo para enviar e-mails. “En el último año, el sistema de reconocimiento de voz tuvo una evolución fenomenal”, afirmó Erick Tseng, ejecutivo de la empresa.
Google puso en venta el aparato por Internet, para Estados Unidos, Singapur y Hong Kong. El precio es de 530 dólares. Según ejecutivos de la empresa, se apunta a un modelo de uso al estilo europeo, donde los consumidores tienden a comprar, a más alto precio, teléfonos móviles sin contrato con empresas de servicio. De todos modos existe la opción, para Estados Unidos, de adquirir el aparato a 180 dólares con un contrato de servicio por dos años con la empresa T-Mobile. El Nexus One constituye la irrupción de Google en el campo de la telefonía celular “inteligente”, hasta ahora liderado por Apple.
El problema es el nombre. Un antecedente es el del teléfono móvil Motorola, también basado en el Android, que se denomina Droid, en referencia a los robots de La guerra de las galaxias. Pero el fabricante tuvo la precaución de solicitar autorización de George Lucas, creador de Star Wars. Google no hizo lo mismo con los herederos de Philip K. Dick. Isa Dick Hackett, hija del escritor, protestó: “Es una clara violación de nuestros derechos de propiedad intelectual”. La heredera anunció que “nuestro equipo legal está examinando la cuestión”. Se refería a los androides modelo Nexus Six, de la novela Do Androids Dream of Electric Sheep?, que su padre publicó en 1968 y en la que se basó la película Blade Runner, de 1982. Los voceros de Google declinaron hacer comentarios sobre la queja de Isa Dick.
Página/12, en forma exclusiva, logró entrevistar a Philip K. Dick, en el “moratorio” suizo donde, tal como él mismo describió en su novela Ubik, se halla en una “semivida” post mortem, desde su fallecimiento en 1982: “Isa Dick Ha-ckett no es mi hija –reveló el escritor–: mi hija era una nena muy inteligente que se la pasaba inventando cosas y no se hubiera dedicado a mezquinar mi herencia. Ella tiene que ser un androide manejado por Bill Gates. Google sí que existe y tiene un algoritmo que le permite leer las mentes. Yo siempre supe y escribí que en el futuro iba a haber cosas como Google. Pero en Estados Unidos lo mío todavía no llegó del todo. Ustedes, en la Argentina o en cualquier país donde, entre medio de las casillas de las villas miseria, haya cibers con aparatos para navegar por el universo entero, ustedes ya viven en el mundo que yo inventé”.

Al menos los e-books están a salvo






Página 12

Suplemento Radar, domingo 10 de enero 2010



En el sur de Gales, en el Reino Unido, viven un crudo invierno con temperaturas bajo cero. En una organización de caridad, unos voluntarios descubrieron que la gente que no puede pagar el precio del carbón encontró una alternativa más barata: quemar libros.

“Es algo terrible –contó un vendedor al diario británico Metro–, pero tenemos que sacarnos el stock de encima y los clientes dicen que los libros son ideales para la estufa porque se consumen lentamente. Muchos compran grandes volúmenes de tapa dura y les duran toda la noche en el fuego.”

Un libro que pesa medio kilo se vende por apenas cinco peniques, mientras que una bolsa de carbón de veinte kilos sale cinco libras (una libra son cien peniques). O sea: dos libras los veinte kilos de libros, menos de la mitad que el carbón.

Como siempre, la culpa es de la crisis, que hizo que calentar el hogar se volviera un lujo. Qué dirá Bradbury cuando se entere de que no hicieron falta los bomberos de Fahrenheit 451 para prenderles fuego a los libros, que alcanzó con colapsar la economía mundial y la gente por sí sola terminó encargándose de la tarea.