miércoles, 7 de diciembre de 2022

Lenta rapidez. Andrés Rivera

      Y lo que narraba era como islas refulgentes que flotaban y se extinguían con la lenta rapidez, para nuestro tiempo humano, de las estrellas.

(En esta dulce tierra)

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Breves De Santis

 Mientras la escuchaba me había concentrado para retener en mi memoria todo y tuve la sensación de poder hacerlo; pero ahora que había terminado ya no quedaba nada. Sentí como si se arruinara a la intemperie, en un instante, un libro precioso. (Los signos)


Creía que la desdicha era sensatez, la obsesión responsabilidad, y la amargura virtud. (El calígrafo de Voltaire)

 

 

martes, 26 de julio de 2022

Dichos de Aguirre

     No andan mal encaminados. A su tiempo vienen las uvas; a la hija muda su madre la entiende, y a quien quiere bailar poco son le es menester.

(El camino de El Dorado, Uslar-Pietri, Arturo)

lunes, 4 de julio de 2022

Sueños cumplidos y finales, Griselda Gambaro

 Había cumplido los sueños de Agostino, aunque imperfectamente como siempre se cumplen los sueños, o al menos, de otra manera que la soñada.


(...) esta historia apenas inventada, que termina como cesan las voces después de haber hablado.


(El mar que nos trajo)

jueves, 30 de junio de 2022

Palabras y olvido, Daniel Moyano

      Las demás palabras, a pesar de deslizarse por un cable eléctrico, parecían ir en una carretilla sobre pedregales.

     El recuerdo, como sustancia, es limitado. Hay una cantidad exacta de él en el mundo, que ni aumenta ni se renueva, y no alcanza para todos. Esto hace posible la existencia del olvido, que abunda y está en todas partes, es como el aire y se confunde con el tiempo.

(Tres golpes de timbal)

lunes, 9 de mayo de 2022

El poder de la mente. Paul Auster

      Una pequeña minoría cree, por ejemplo, que el mal tiempo proviene de los malos pensamientos. Ésta es una visión bastante mística de la cuestión ya que sugiere que los pensamientos pueden traducirse directamente en hechos del mundo material.

La garrocha de la vida, por Parés


 

miércoles, 13 de abril de 2022

Chitarroni, Luis. El carapálida

 Fue una década difícil. Pasaron muchos años pero haberla sobrevivido no comporta otro mérito que añorarla, algo que pasa con el tiempo recaudado por cada uno y que no tiene otra luz ni otro color que el que le asigna cualquier persona recordando. Y los años son lo mismo para cualquiera: tiempo perdido.


Solo quedó, por olvido o por alguna misteriosa razón -o porque el olvido es una misteriosa razón- (...)

lunes, 14 de marzo de 2022

miércoles, 2 de marzo de 2022

Lemaitre, Pierre, Irène

 Sostenía el vasito de café con las dos manos, como la superviviente de un naufragio.

Maleval tenía el perfil de un futuro corrupto, al igual que algunos niños tienen cara de mal estudiante desde el parvulario. De hecho, era difícil saber si dilapidaba su vida de soltero como otros su herencia o si estaba ya en el resbaladizo camino de las necesidades excesivas.

Su temor, que era lo mismo que decir -como todos los pesimistas- su diagnóstico, se había confirmado.

Solo le faltaba encontrar la suerte que, según parece, sirve ciegamente a los héroes y a los crápulas.


-Creo saber que su marido era un gran aficionado a las novelas policiacas...

Por muy extraña que fuera la pregunta, no pareció sorprenderla.

-No leía más que eso, sí. Leía lo que podía comprender.


La barcaza, tranquila como un pez muerto, esperaba en medio del canal.

miércoles, 23 de febrero de 2022

Auster, Paul. Las invención de la soledad

      Su lenguaje era florido y complicado, tal vez una reminiscencia de los libros que había leído en su infancia. pero fue precisamente ese estilo literario lo que me deslumbró; pues no sólo me contaba hechos desconocidos de su vida, revelándome cómo había sido du mundo en un pasado distante, sino que lo hacía con palabras extrañas. El lenguaje era tan importante como la historia; formaba parte de ella y, en cierto modo, eran inseparables. Su propia extravagancia era una prueba de su autenticidad.


     El hecho de que uno vague por el desierto no quiere decir que necesariamente haya una tierra prometida.


     Pero en aquel momento, ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir que aquello era solo una ilusión, un acto de nostalgia combinado con un ejercicio de esperanza infundada.


     Era un juego llamado El Hechicero: el abuelo de A. sacaba un mazo de cartas, le pedía a alguien que cogiera una cualquiera y que se la mostrara a todos los demás; por ejemplo, el cinco de corazones. Luego iba hasta el teléfono, levantaba el auricular y pedía hablar con el hechicero.

     -Eso es - decía-, quiero hablar con el hechicero.

     Un momento después le pasaba el teléfono a los demás y todos escuchaban una voz de hombre que repetía una y otra vez: "cinco de corazones, cinco de corazones, cinco de corazones". Luego daba las gracias al hechicero, colgaba el teléfono y se quedaba allí sonriendo a todo el mundo.

     Años más tarde, cuando le explicó el truco a A., todo pareció muy sencillo. Su abuelo y un amigo habían acordado actuar de hechiceros el uno para el otro. La pregunta "¿puedo hablar con el hechicero?" era una clave, tras la cual el hombre al otro lado de la línea comenzaba a nombrar los palos: espadas, corazones, diamantes, tréboles.Cuando mencionaba el palo correcto, el que llamaba decía una palabra convenida y el hechicero empezaba con la letanía de números: as, dos, tres, cuatro, cinco, etcétera. Cuando llegaba al número indicado, el que llamaba volvía a decir algo y el hechicero se detenía y comenzaba a repetir los dos elementos juntos: cinco de corazones, cinco de corazones, cinco de corazones.


     Pues él cree que si la verdad tiene una voz -suponiendo que la verdad exista y que además pueda hablar-, ésta surgirá de la boca de una mujer.


     Descubrió que también el futuro temerario, el misterio de lo que aún no ha ocurrido podía guardarse en la memoria. Y a veces tiene la sensación de que lo verdaderamente extraordinario era la ciega profecía adolescente de veinte años antes, el mismo presagio de lo extraordinario; su mente arrojándose feliz hacia lo desconocido.


miércoles, 26 de enero de 2022

Brown, Frederic

      -Imagínate, por ejemplo, a un empleado que tiene que pasarse ocho horas al día sentado ante un escritorio. ¿Qué es lo que más le ayudaría a recuperar el sentido de la libertad durante unas vacaciones? ¿Marcharse fuera de la ciudad? No. Quedarse en casa e ir a la oficina cada día o casi cada día. Pero no durante ocho horas. Pondría el despertador a la misma hora de siempre para tener el placer de poder  apagarlo y seguir durmiendo.

Cuando se levantara, iría a la oficina tardísimo y no tendría que preocuparse. Piensa en la libertad que supone entrar en el despacho a la diez y media o a las once, y sentarte ante tu escritorio sin que aquello tenga la menor importancia.

-Sigue- le pidió Millie.

-Pues va y se sienta ante su escritorio y apoya los pies sobre él..., sin tener que preocuparse de ser visto, o de no poder terminar su trabajo, porque no tiene nada que hacer. La satisfacción psíquica de estar allí sentado, sin hacer nada, y sabiendo que puede levantarse y marcharse cuando le dé la real gana, eso sería mil veces más provechoso y le haría sentir mil veces mejor que marcharse de la ciudad para regresar hecho una piltrafa.

-Con quemaduras de sol e indigestión.

-Y picaduras de insectos, y sin dinero porque bebió demasiado en una taberna barata y en esas condiciones intentó derrotar a un bandido manco.


Barney le llevó la botella sacudiendo la cabeza lúgubremente.

-Esa no es manera de beber, Tracy. No para un tipo como tú.

-¿Qué pasa con los tipos como yo?

-Eres un caballero.

-Vaya -dijo Tracy.


Maldito sea el espejo detrás de la barra. Porque le mostraba la imagen de otra barra, y de un borracho solitario con ojos desorbitados, sentado solo con cara de imbécil. Un imbécil en penumbra, porque las luces son tenues.

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miércoles, 19 de enero de 2022

Pombo, Álvaro

      (...) se me va hundiendo en la memoria como un verano que se acaba.

     Al llegar a la Puerta de Alcalá ya atardecía y las arboledas del Retiro se inclinaban del lado del viento con un rumor visual (porque el ruido de los coches no deja oír los árboles) (...) 

(De Quédate con nosotros, Señor, porque atardece)

lunes, 17 de enero de 2022

Rivera Letelier, Hernán. Dejo

 Después, amurrada, se sentó en la vereda con la cara en las rodillas y sin siquiera mirarlo. hasta los globos del chicle le salían con un dejo despreciativo.

(De El Fantasista)