lunes, 24 de julio de 2017

Asumido, por Tute


Archer, el ojo de la conciencia.

     El hombre del espejo era grande, de cuerpo chato y rostro enjuto. Uno de sus ojos grises era mayor que el otro y se hinchaba y oscilaba como el ojo de la conciencia. El otro ojo era pequeño, de mirada dura y astuta. Permanecí inmóvil por un instante, fascinado por mi propio rostro deformado, y la habitación misma invertida como uno de esos dibujos con trampa de los tests psicológicos. Durante un momento no fui más que el hombre del espejo, la sombra sin vida propia que atisbaba con un ojo grande y otro pequeño, a través de un vidrio sucio, las sucias vidas de personas pertenecientes a un mundo muy sucio.

     No supe qué decir. Opté por algo trivial y suavizante.
     -Todas las cosas malas ya han sucedido, ¿verdad?
     -Excepto la desolación que hay en mi corazón.
     De no ser por su absoluta seriedad, la frase habría sonado tonta.

     Permanecí sentado con una tercera taza de café y pensé en Maude Slocum. La suya era una de esas historias sin villanos ni héroes. No había nadie a quien admirar ni a quien acusar. Todo el mundo se había hecho daño a sí mismo y lo había hecho a otros. Todo el mundo había fracasado. Todo el mundo había sufrido.

     La compasión por sí mismo resonaba detrás de sus palabras como una rata detrás de la pared.

     Los finales felices y las naranjas más grandes, California las reservaba para la exportación.

 (De La piscina de los ahogados).
Paul Newman como "Harper"

lunes, 17 de julio de 2017

CAMILO SESTO - ALGO DE MÍ (1971) HD

De Un viejo que se pone de pie, de Eduardo Sacheri.

     Si quisiera mitigar mi sentimiento de vergüenza podría decir que estaba muy solo, muy necesitado, muy frustrado. Que esos eran tiempos de un dolor atroz y silencioso. Pero hoy siento que no es excusa. Que no hay excusa para infligir dolor a los otros.

     De nuevo me tocaba ser el derrotado, la víctima, el extraño, el humillado.

     Tal vez Mariana fue la primera en demostrarme que las mujeres adivinan nuestros secretos porque están condenadas a entender mejor el mundo. Y eso me hacía sentir desnudo e indefenso.

     Cada mediodía, al volver a mi casa, me arrancaban el corazón. La sensación de tener un hueco frío en el pecho me duraba hasta la mañana siguiente, cuando Mariana me saludaba sonriendo y me lo colocaba de nuevo en su sitio. Amar a una mujer siempre es lo mismo.

     -Cuanto más viejo me pongo más pienso que somos lo que hacemos, pibe. No lo que decimos. Lo que hacemos.

     (...) como si la vida fuese larga, ancha y profunda, y siempre le sobrase tiempo.

     Seguramente me tocará recordar de nuevo todas estas cosas. Y otras muchas, porque las astillas del pasado nunca se clavan de a una. Y lo que recuerdo se mezclará con lo que no recuerdo. Con lo que dudo. Con lo que olvidé. Con lo que nunca supe y no tengo a quién preguntar.




martes, 4 de julio de 2017

Tres de Alejandra Lunik




Ruiz Zafón,Carlos


     Por fin me armé de la determinación que sólo encontramos cuando hemos de afrontar tareas absurdas y me decidí a poner término a aquella situación.

     Sus palabras tardaron en calar. Sólo tenemos oídos para lo que queremos escuchar, y yo no quería oir eso.

     Conservo sus consejos y sus palabras guardadas bajo llave en el cofre de mi memoria, convencido de que algún día me servirán para responder a mis propios miedos y a mis propias dudas.

     El tiempo no nos hace más sabios, sólo más cobardes.
(De Marina)

     (...) mis sospechas e inseguridades le habían supuesto una decepción y, aunque nunca lo iba a admitir, le entristecía pensar que dedicaba mis horas a pensamientos mezquinos y a dudar de la sinceridad de una mujer que no merecía.
     -Debe de pensar usted que soy un necio.
     Fermín negó.
     -No. Creo que es usted un hombre afortunado, al menos en amores, y que como casi todos los que lo son no se da cuenta.
(De El prisionero del cielo)


     El modo más eficaz de hacer inofensivos a los pobres es enseñarles a querer imitar a los ricos. Ése es el veneno con que el capitalismo ciega a ...

     Siempre creí que íbamos a ser inseparables, pero la vida debe de saber algo que nosotros no sabemos. No he vuelto a tener amigos como aquéllos, y no creo que los vuelva a tener.

     -¿Qué sé yo? Pocas cosas engañan más que los recuerdos.

     Me incliné para arroparle con aquella manta que hacía años que prometía donar a la beneficencia y le besé la frente como si quisiera protegerle así de los hilos invisibles que lo alejaban de mí, de aquel piso angosto y de mis recuerdos, como si creyera que con aquel beso podría engañar al tiempo y convencerle de que pasara de largo, de que volviese otro día, otra vida.

     Hágame caso. Salga de su cabeza y tome la fresca. La espera es el óxido del alma.

     (...) me he convertido a la monogamia, si no in mentis al menos de facto.

     Una cosa es creer en las mujeres y otra creerse lo que dicen.

     A medida que pasaban los meses aprendí a confundir la rutina con la normalidad, y con el tiempo llegué a creer que mi plan había sido perfecto. Pobre imbécil.

     La mayoría de nosotros tenemos la dicha o la desgracia de ver cómo la vida se desmorona poco a poco, sin que nos demos casi cuenta.

      El tiempo me ha enseñado a no perder las esperanzas, pero a no confiar demasiado en ellas. Son crueles y vanidosas, sin conciencia.

     Me gusta pensar que la vida nos arrebata a los amigos de la infancia porque sí, pero no siempre me lo creo.

( De La sombra del viento)


     -Tonterías.
     -Tonterías lo son todo en esta vida. Es simplemente una cuestión de perspectiva.
     -Debería de poner eso en su libro. El nihilista en la colina. Un éxito cantado.
    -El que pronto va a necesitar un éxito eres tú. porque o me equivoco o debes de empezar a estar magro de fondos.
(De El juego del ángel)