miércoles, 28 de enero de 2015

DT Motivador

Publicado en The Mirror, 28 enero 2015.

Publicado en The Mirror, 18 febrero 2015.

Baricco, Alessandro. Esta historia.

Porque el corazón de los hombres no corre recto, y no hay orden, tal vez, en su caminar.

Odio los signos de exclamación. En estas líneas coloco tantos porque el único tono que se me ocurre para dar las gracias es el surrealista que siempre tiene Vonnegut en sus libros, una milagrosa vía intermedia entre la cogorza y el humor inglés. Es de él de quien proceden todos estos signos de exclamación. ¡Larga vida al gran Vonnegut!

(...) lo miró como podría haber mirado un charco de vómitos en el vestíbulo de un hotel de cinco estrellas.

-Creo que es algo que tiene que ver con la espera. Si es capaz de esperarte, te ama.




lunes, 26 de enero de 2015

Modiano, Patrick. Accidente nocturno.

(...) pero no seguí adelante con ese empeño. Al esforzarme por recapitular lo que no tuvo mañana para mí y se quedó en el aire, buscaba una brecha, líneas de fuga. Es que estoy llegando a esa edad en que la vida se va replegando poco a poco sobre sí misma.

El olvido acaba por roer lienzos enteros de nuestras vidas y, a veces, minúsculas secuencias intermedias.


Solución, por Max Aguirre.

Publicado en La Nación, 25 de enero 2015.

martes, 13 de enero de 2015

Whisky, por Ira Levin

La bebida había destapado todo lo que había estado encerrado dentro de él por meses y meses. ¡El whisky era bueno! ¡El whisky era maravilloso!
(De Chip, el del ojo verde)

martes, 6 de enero de 2015

Connolly, John.

-¿Tú te ves a ti mismo cuando te miras en un espejo? (...)
-Ese reflejo tuyo se configura a partir de la imagen que tienes de ti mismo. De hecho, tú creas parte de lo que ves. No somos como somos. Somos como imaginamos que somos.

(...) iba hasta las cejas de coca sazonada con diamorfina, combinación que muy posiblemente pondría un poco tenso incluso a Buda, (...)

Los clientes eran en su mayoría hombres entre cuarenta y sesenta años, sentados solos o de dos en dos. Nadie conversaba. Había un televisor fijado a la pared en un extremo de la barra, resguardado para mayor seguridad tras un par de barrotes de acero que tapaban parcialmente la pantalla. Estaba sintonizado en un canal de noticias, pero tenía el volumen a cero. Daba la impresión de que en el Desperate Measure la clientela había oído ya todas las malas noticias que quería oír en su vida
(De Más allá del espejo)