jueves, 12 de agosto de 2021

Macdonald, Ross. El caso Ferguson

 Mentía muy mal. Hablaba en voz baja, como si eso le permitiera no oir sus propias mentiras.


Sus ojos se volvieron duros y apagados, como los ojos de cristal que se colocan en las cabezas de ciervo.


Se calló, aunque yo esperaba que continuase. Pero eso fue todo. Acababa de contarme la historia de su vida.


En su voz no había nada excepto comprensión, y un suave tono de tristeza. Los celos y la rabia, la esperanza desesperada, todo se había consumido. Conducía a noventa y seis por hora, sin variar la velocidad, hacia la venganza final que el pasado quisiera tomarse con él.


Sus ojos aparecían cortantes como los bordes de los sueños rotos.

Murakami, Haruki. Escucha la canción del viento. Pinball 1973

     Con el transcurrir del tiempo, todo había ido quedando atrás. A una velocidad casi increíble.

     Sentimientos que en cierto momento jadearon con violencia en su interior fueron perdiendo rápidamente sus colores, adoptando la forma de viejos sueños sin sentido.


     En retrospectiva (...) la mayoría de las cosas parecen bonitas.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Murakami, Haruki. La caza del carnero salvaje

      Cuando me disponía a hablar, el maitre se acercó a nuestra mesa haciendo resonar con admiración sus zapatos. Con una amplia sonrisa en la cara, me mostró la etiqueta del vino como si me estuviera enseñando la fotografía de su único hijo; cuando asentí con la cabeza, descorchó la botella con un ruido exquisito y me sirvió un poco en la copa para catarlo. Me supo a concentrado de dinero destinado a alimentarme.

     Podría decirse que deambulamos sin rumbo fijo por el gran continente de la casualidad. Del mismo modo que las semillas aladas de ciertas plantas son transportadas por una caprichosa ráfaga de viento.

     Después `del segundo whisky, me asaltó una duda: "¿Qué hago aquí?".

     Todo lo que sé ahora sobre ella no son más que meros recuerdos. Recuerdos que se van alejando cada vez más como células agonizantes.

     Ella asintió y guardó las cartas en el bolso, que al cerrarse hizo un exquisito sonido metálico. Yo me encendí el segundo cigarrillo y pedí otro whisky. El segundo whisky es el que más me gusta. Con el primero, me siento aliviado; y con el segundo, mi cabeza se vuelve más lúcida. A partir del tercero deja de tener encanto. Se trata solo de enviarlo al fondo del estómago. 

    De vez en cuando alguien tosía con un ruido seco similar al sonido que se produce al golpear la cabeza de una momia con unas pinzas para carbón.

     (...) era tan inexpresivo que habría podido atracar un banco sin necesidad de enmascararse.

Modiano, Patrick. Villa Triste

     (...) el estribillo de la canción, que ya no me atrevo a cantar yo porque me recordaría aquel instante valiosísimo que viví.

     Y seguía aquella luz fría y amarilla que caía desde la bombilla y me dejaba embotado. Por la puerta entornada del comedor salía una música límpida y gélida, de esas que se oyen a menudo por la radio de noche y recuerdan a un aeropuerto desierto.

     Nunca he tenido más adelante momentos tan plenos y tan lentos como aquéllos. Dicen que se consiguen con opio. Lo dudo.