martes, 24 de enero de 2012

Giardinelli, Mempo. Santo oficio de la memoria







(...) descubrimientos sensacionales -así los llamaba- como que los chanchos saben nadar, hallazgo de una noche por la zona de Clorinda cuando con dos amigos paraguayos iniciaron un contrabando de porcinos para financiar una revolución contra Stroessner: los ataban a todos por el cuello y desde una canoa jalaban al cerdo que iba adelante, el que a su vez tiraba al siguiente, y éste a otro y así decenas, centenares de chanchos cruzaban el río Pilcomayo para ser recibidos del otro lado por los amigos revolucionarios que los subían a un camión para llevarlos a los mataderos de Asunción, donde valían tres veces lo que del lado argentino. Con eso financiaron una sublevación cuando vos eras  chico, le cuento a Pedro, allá por el 58.



(...) Después de todo, el infierno es siempre una posibilidad que el hombre quiere mirar.Generalmente, se asoma y mira. Y así anda el mundo.




(...) los escuchaba hacer Ucronia, que era jugar a imaginar la historia de lo que hubiera ocurrido de no haber ocurrido lo que realmente ocurrió; o jugaban a la Hipotética, que consiste en divagar alrededor de lo que hubiesen hecho, lo que habría sucedido si, las ganas que tuvieron de, las veces que estuvieron a punto de, si no hubiese sido por lo que harían si, pero lo más asombroso fue que jamás ninguno de los dos supo que jugaba a nada.


     Y borrachita, sí, y rodeada de mis propios fantasmas. Permítame estarlo esta noche, por favor. No se incomode. Y alcánceme esa botella y sírvame otro poco. Me vuelve loca el champán rosado, con hielo, en estas noches de invierno.


(...) Lo había decidido así y así lo haría, con precisión de ingeniero, de aficionado al ajedrez, a las palabras cruzadas, con precisión de relojero -¿cómo será la relación de los relojeros con el tiempo?; ¿serán puntuales,  los relojeros? ¿cómo soportarán el paso del tiempo, el peso del tiempo?- sí, así lo haría pero sólo cuando pudiera dejar de recordar (...)


La vez pasada leí unas declaraciones de Bioy en las que decía que es más importante el recuerdo que deja un libro, que el libro en sí.


(...) Todos  los guardianes del mundo, de cualquier ideología o institución, son fachistas. Espiar y custodiar es oficio de fachos, dice. Yo no sé qué quieren decir esas palabras. Pero me gusta decirles fachistashijosdeputayeguasyputosdemierda.


(...) ¿Dónde está todo aquello, si no en la memoria? Pero la memoria, a veces, es tan poca cosa, tan insuficiente.


(...) Dudamos, siempre, de lo que soñamos, y creemos que sólo la realidad es verdadera. Por eso somos tan pobres.


(...) -con entusiasmo, el tipo, optimista e ignorante como un centrodelantero antes de un partido por la Libertadores-. (...) 

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