sábado, 30 de mayo de 2015

Baricco, Alessandro. Océano mar.

     -Es posible. Pero muy improbable.
     Sólo los grandes doctores saben ser tan cínicamente exactos.

     Uno se construye grandes historias, ésa es la verdad, y puede seguir creyéndoselas durante años, no importa lo absurdas que sean, ni lo inverosímiles, te las llevas contigo y basta. Se es hasta feliz con cosas así. Feliz. Y podría no acabar nunca. Luego, un día, sucede que se rompe algo en el corazón del gran artefacto fantástico, zas, sin razón alguna, se rompe de repente y tú te quedas ahí, sin comprender cómo es que toda aquella fabulosa historia ya no la llevas encima, sino delante, como si fuera la locura de otro y ese otro fueras tú. Zas. A veces, basta con nada. Incluso una sola pregunta que aflore. Basta con eso.

     Él dice que escribir a alguien es la única forma de esperarlo sin hacerse daño.

     Instantes como agujas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario