sábado, 10 de julio de 2010

Belgrano Rawson, Eduardo.



(No debe haber una tapa más linda. Il. Patricia Diez)

Setembrada



Es la hora del crepúsculo, cuando uno va con la mierda al cuello, o sea triste y vacío y sin ambiciones y sin saber qué hará de su vida.


Desde entonces me di un atracón de novelas. No pienso volver a hacerlo. Me parece que los libros y las revistas sólo te arruinan la vida. Si llego a tener un niño, no dejaré que toque esas cosas. Que no se imagine jamás que luego todo se arregla al estilo de los libros.


De todos los mundos posibles, hay uno al que vuelvo y vuelvo. Lo malo es que ya no existe. De cualquier forma cierro los ojos y hago de cuenta que vamos cruzando la bruma.


Admito que la culpa es mía. Nunca sé de qué hablarle a un pibe. Quieren jugar cuando uno está reventado y hacen preguntas incontestables. Es inútil mostrar interés. "¿Qué pasó hoy en la escuela?" "Nada." Luego uno sabe que explotó el edificio o asesinaron al director. La vez que comentan algo, nadie sabe qué contestar. "María no quiere ser mi mejor amiga." ¿Qué se puede decir entonces?


Vamos a ver qué pasa.

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