viernes, 19 de noviembre de 2021

Silencio. Charles Baxter

    (...) él guardaba silencio, pero era uno de esos silencios en los que imaginas la conversación que simultáneamente no está ocurriendo.

(El ladrón de almas)

jueves, 4 de noviembre de 2021

Trabajo, por Auster

      La dificultad del trabajo era lo que me estimulaba. Si la traducción hubiese sido fácil, no habría tenido la sensación de que estaba haciendo una adecuada penitencia por mis errores pasados. En cierto modo, por lo tanto, la absoluta inutilidad del proyecto era lo que le daba valor. Me sentía como si me hubieran condenado a trabajos forzados en una cuerda de presos. Mi tarea consistía en coger un martillo y partir piedras para convertirlas en piedras más pequeñas y luego partir ésas en otras más pequeñas todavía. El trabajo no tenía ningún propósito, pero a mí no me interesaban los resultados. El trabajo era un fin en sí mismo y me entregué a él con la determinación de un presidiario modelo.

(De El palacio de la Luna)

Entrañas porteñas, por Crist


 

viernes, 22 de octubre de 2021

Taller de ironía. Podetti


 

Cualquier cosa. Trabajo Wilde


 

No siento simpatía por trabajos de ningún tipo, y menos aún por esos trabajos que usted parece apreciar. He sido siempre de la opinión de que el trabajo duro es simplemente el refugio de la gente que no tiene otra cosa que hacer 
(El admirable cohete)

martes, 19 de octubre de 2021

Collins, Michael.

      -Se nota que no hace mucho que vive aquí. Esto es normal en Montecito. Hagan lo que hagan, lo hacen las veinticuatro horas del día. El trabajo y la vida son una misma cosa para ellos.Así se hacen ricos. Acciones, bonos, inmobiliarias, exportaciones-importaciones, venta de coches, construcciones, joyas, lo que quiera. Vaya donde vaya, cuando sea y donde sea, siempre están comprando, vendiendo o haciendo negocios. El resto es perder el tiempo.
No era una mala descripción de los ricos y poderosos. Los Carnegie, Rockefeller, DuPont nunca habían dejado el trabajo en la oficina, e incluso los que heredaban millones protegían sus privilegios las veinticuatro horas del día. Los únicos que separan el trabajo del placer son los pobres, que no tienen nada que proteger.


     Santa Bárbara es una ciudad más pequeña incluso de lo que parece, y en Garden pasas rápidamente del semibarrio a la clase media, y a la riqueza y pequeña nobleza del Upper East. Casi todo está pulcro, limpio y verde, las diferencias son de medida, elegancia y poder. 

-¿Es un experto en armas?
-Tiene una colección en su perrera que avergonzaría a un general argentino.
-¿Armas blancas? -dije.
-Todos los tipos. Equipo de comando, un armamento de tanque. No sale nunca sin su rifle, ha amenazado a todo el mundo en el barrio, y a todos los campistas o turistas que pasan por aquí.

(Castrato)

Macdonald, Ross. El blanco móvil

      La música provenía de una máquina de discos. En el fondo había un escenario vacío para la orquesta. Todo lo que quedaba de las grandes veladas de la época de la guerra en el suelo desgastado, hileras de mesas desvencijadas, olores como recuerdos borrachos en las paredes y andrajosas decoraciones como anhelos ebrios.
     Los clientes percibían la depresión que la sala destilaba, Sus rostros buscaban a tientas la risa y la diversión y no podían asirlas. Ninguna de esas caras significaba algo para mí.

lunes, 4 de octubre de 2021

Sabor. Aspecto. Lem

      Saboreaba las dimensiones de la derrota con una perversa satisfacción resultante de la exactitud de mis previsiones. 


     (...) tenía algo en común con el otro, se parecían como dos trajes distintos pero igualmente gastados, tenían el aspecto de dos empleados envejecidos tras el escritorio: lo que en uno se secó y arrugó, en el otro se aflojó, plegado y ajado.


(Memorias encontradas en una bañera)

Propuesta


 

jueves, 2 de septiembre de 2021

De Santis, Pablo. Los anticuarios

 -No meta más papeles en mi casa -me decía-. Yo le alquilo la pieza para dormir, no para que haga la Biblioteca Nacional. Tenga en cuenta que los libros pesan. En una pensión de la calle Paraguay el piso se vino abajo. Y además los libros envenenan la sangre. La tinta pulverizada es un veneno que flota en el aire. Donde hay muchos libros la gente se enferma.


En las novelas policiales todo es conspiración, conjura, secreto. Todas las cosas terminan por encajar, por tener un sentido.  ¿No ha visto cómo, dispersos por ahí, hay objetos perdidos, un paraguas roto, un zapato sin cordones, la carta de una mujer, una cajita de fósforos? Pero al final esos objetos que parecían ser parte del azar se convierten en señales del destino. Así, siempre que leemos, vemos cómo todo se completa, nos permitimos soñar con la unidad perdida y reencontrada. Las novelas policiales simulan ser racionalistas, pero son lo único que nos queda de la mística.


Las mujeres lindas viven en un mundo distinto, en una Suiza privada, donde toda la gente es puntual, donde nunca nadie falta a una cita.


Luisa me llamó un día al diario. Me quedé mudo frente al teléfono: yo ya la adoraba con esa veneración sin fallas que se reserva para las mujeres perfeccionadas por la ausencia.


Hizo que la acompañara a la cocina, me sirvió un poco de mate cocido y unas vainillas. Recuerdo la taza blanca, con el asa grande, el borde astillado. La memoria nos deja ese sedimento: detalles sin importancia que son la marca de la realidad. Hablamos de tonterías, no de lo que nos incumbía. 


-Estoy acostumbrado al papel viejo. Además, yo siempre releo los mismos libros. Nunca los leo enteros: sólo páginas, capítulos sueltos.
-Yo no me conformaría con eso. Cada libro es una totalidad.
- Eso es una ilusión. Es como decir que una vida es una totalidad. Aunque sea una larga vida, una muy larga vida, nada se completa. Sólo hay capítulos sueltos.


Las historietas, los tangos, las novelas policiales: tarde o temprano descubrimos que dicen la verdad.


(...) muy a menudo las cosas que salen mal empiezan bien, y un segundo antes de caer en la trampa nos decimos qué fácil es la vida.


Calisser me respondió sin ganas, con esa falta de entusiasmo en el rechazo que hace más acabado su efecto. Decir no sin ganas es como decir: yo no te niego nada, te lo niega la compleja máquina del mundo

jueves, 12 de agosto de 2021

Macdonald, Ross. El caso Ferguson

 Mentía muy mal. Hablaba en voz baja, como si eso le permitiera no oir sus propias mentiras.


Sus ojos se volvieron duros y apagados, como los ojos de cristal que se colocan en las cabezas de ciervo.


Se calló, aunque yo esperaba que continuase. Pero eso fue todo. Acababa de contarme la historia de su vida.


En su voz no había nada excepto comprensión, y un suave tono de tristeza. Los celos y la rabia, la esperanza desesperada, todo se había consumido. Conducía a noventa y seis por hora, sin variar la velocidad, hacia la venganza final que el pasado quisiera tomarse con él.


Sus ojos aparecían cortantes como los bordes de los sueños rotos.

Murakami, Haruki. Escucha la canción del viento. Pinball 1973

     Con el transcurrir del tiempo, todo había ido quedando atrás. A una velocidad casi increíble.

     Sentimientos que en cierto momento jadearon con violencia en su interior fueron perdiendo rápidamente sus colores, adoptando la forma de viejos sueños sin sentido.


     En retrospectiva (...) la mayoría de las cosas parecen bonitas.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Murakami, Haruki. La caza del carnero salvaje

      Cuando me disponía a hablar, el maitre se acercó a nuestra mesa haciendo resonar con admiración sus zapatos. Con una amplia sonrisa en la cara, me mostró la etiqueta del vino como si me estuviera enseñando la fotografía de su único hijo; cuando asentí con la cabeza, descorchó la botella con un ruido exquisito y me sirvió un poco en la copa para catarlo. Me supo a concentrado de dinero destinado a alimentarme.

     Podría decirse que deambulamos sin rumbo fijo por el gran continente de la casualidad. Del mismo modo que las semillas aladas de ciertas plantas son transportadas por una caprichosa ráfaga de viento.

     Después `del segundo whisky, me asaltó una duda: "¿Qué hago aquí?".

     Todo lo que sé ahora sobre ella no son más que meros recuerdos. Recuerdos que se van alejando cada vez más como células agonizantes.

     Ella asintió y guardó las cartas en el bolso, que al cerrarse hizo un exquisito sonido metálico. Yo me encendí el segundo cigarrillo y pedí otro whisky. El segundo whisky es el que más me gusta. Con el primero, me siento aliviado; y con el segundo, mi cabeza se vuelve más lúcida. A partir del tercero deja de tener encanto. Se trata solo de enviarlo al fondo del estómago. 

    De vez en cuando alguien tosía con un ruido seco similar al sonido que se produce al golpear la cabeza de una momia con unas pinzas para carbón.

     (...) era tan inexpresivo que habría podido atracar un banco sin necesidad de enmascararse.

Modiano, Patrick. Villa Triste

     (...) el estribillo de la canción, que ya no me atrevo a cantar yo porque me recordaría aquel instante valiosísimo que viví.

     Y seguía aquella luz fría y amarilla que caía desde la bombilla y me dejaba embotado. Por la puerta entornada del comedor salía una música límpida y gélida, de esas que se oyen a menudo por la radio de noche y recuerdan a un aeropuerto desierto.

     Nunca he tenido más adelante momentos tan plenos y tan lentos como aquéllos. Dicen que se consiguen con opio. Lo dudo.

miércoles, 28 de abril de 2021

Dick. Café resignación,

 Lars era consciente de que la cafetería como institución contaba con el respaldo de una larga trayectoria. Esta invención había quitado las telarañas de las mentes de los intelectuales ingleses en tiempos de de Samuel Johnson, había erradicado la niebla heredada de los pubs del siglo XVII. La insidiosa combinación de catre, cerveza negra y de malta no había alentado la sabiduría, el ingenio chispeante, la poesía ni la claridad de pensamiento en la clase política, sino el resentimiento mutuo y generalizado, que habìa derivado en fanatismo religioso. Eso y la viruela habían diezmado a una gran nación.

     El café había invertido la tendencia. La historia había dado un nuevo giro decisivo... y todo por culpa de unos pocos granos congelados en la nieve que los defensores de Viena habían descubierto tras la retirada de los turcos.


     Exhaló un suspiro irregular, fruto del cansancio y la resignación. La clase de resignación que no es filosófica, ni estoica, sino simplemente de cuando uno se da por vencido.


(De La pistola de rayos)

De Santis. Vida, felicidad

      Hubo unos días en que fui feliz. Es inútil hablar de la felicidad, porque carece de toda señal extraordinaria, no es otra cosa que una luz distinta sobre las cosas de siempre.


     Bebí la última gota de café y estrujé el vaso descartable: así lo agregaba también a la lista de cafés a través de la cual podía contar mi vida y la de cualquiera.  

( De El teatro de la memoria)