(...) con decisión, como alguien que va a comprar un revólver.
Pero algo querrá decir si aquellas antiguas jornadas siguen rociando la memoria de un rubio polvo dorado. Ciertas veces me parece envejecer encadenado a mi memoria, como envejecen en las cavernas los dragones custodios junto al tesoro. Sin que nunca llegue de fuera un solo paladín a desafiarles. ¡Pobres y rugosos dragones, con su cuerpo de escamas como estípites de olivo, encarcelados en la oscuridad, en espera de un espadón que les reluzca delante y compense su paciencia! Mientras pasan los años, y una herrumbre verde crece en las cerraduras de las arcas, y una gotera del techo de roca mide a largos intervalos el tiempo y el silencio.
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