John Clutterbuck e Hijos,
Fabricantes de Cerveza y Vendedores de Vinos.
Mi querido Grimes:
El otro día, durante los deportes, usted me preguntó si por casualidad no habría algún puesto para usted en la cervecería. No sé si lo preguntó en serio, pero, en caso afirmativo, acaba de producirse una vacante que me parece que le convendría. Me alegraría ofrecérsela a cualquier amigo que se ha mostrado tan bondadoso con Percy. Empleamos a cierto número de viajantes para que visiten distintas tabernas y hoteles y prueben la cerveza a fin de comprobar que no ha sido aguada o adulterada en cualquier otra forma. Nuestro viajante más joven, que era amigo mío de Cambridge, acaba de enfermar de delirium tremens y ha tenido que ser suspendido. El salario es de doscientas libras anuales, con auto y gastos de viaje. ¿Le atrae esta proposición? En ese caso, ¿quiere comunicármelo en los próximos días?
Suyo, sinceramente, Sam Clutterbuck.
-¡Mire eso! -exclamó Grimes-. ¡Un puesto para ángeles y mío con sólo pedirlo! Si esto me hubiera llegado hace diez días, toda mi vida habría sido distinta.
-¿No puede aceptarlo ahora?
-Demasiado tarde, viejo, demasiado tarde. Las palabras más tristes del idioma inglés.
(De Decadencia y caída)
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