BOGART: Todo el mundo es Bogart, muchacho. De vez en cuando. Ahora estás haciendo algo de lo que no te creía capaz. Estás renunciando a un buen bocado por no hacerle daño a un tipo. Si yo hiciera eso, no quedaría ojo sin lágrima en toda la casa.
ALLAN: Sí, pero se me rompe el corazón.
BOGART: Razón de más para sentirse orgulloso.
ALLAN: ¿Lo crees de verdad?
BOGART: Claro. Escucha, muchacho, en la vida hay otras cosas, no sólo tías, y una de ellas es saber que has hecho lo mejor para un compañero. Piénsatelo.
(Sueños de un seductor, de Woody Allen)
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