Historia del llanto
(...) sabe que es un cobarde, que nunca lo hará, que no le dará el cuero, y que por eso, porque el resplandor de esa otra vida, aunque imposible, nunca se apagará del todo y seguirá recordándole todo lo que desea y no hace, está condenado a una amargura sin remedio, condenado a envenenarse y a envenenar la vida de los que lo rodean, él incluido, naturalmente, (...)
(...) como el drogado perenne de Obélix con la poción mágica, ya no necesitará volver a bañarse en ella para disponer de sus poderes.
(...) héroe de una ficción que bien pensada sólo trata de un problema, la esperanza, cómo tenerla y perderla, cómo renovarla, y establece como un axioma esto: que la esperanza es sólo una diferencia, un resto que nunca brilla tanto como cuando tiende a cero- (...)
Él, la ficción, la usa al revés, para mantener lo real a distancia, para interponer algo entre él y lo real, algo de otro orden, algo, si es posible, que sea en sí mismo otro orden.
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