Una promesa es una mentira postergada.
Hacía calor, y el ruido monótono del ventilador de techo parecía susurrar que todo es igual siempre, que nunca pasa nada, y que no hay mayor placer, en esta vida de rutinas, que tomar un café en un bar sin que nadie interrumpa.
Somos distraídos, ambiguos, inconstantes; pero queremos que los demás sean de una sola pieza.
No sé si los buenos deseos se cumplen, pero los malos son infalibles.
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