El pasado ha muerto y todo lo que había de bueno lo enterraron con él. Y aquí está la recia y horrible puerta del presente con el ojo tentador de su cerradura. Le puedes aplicar el ojo o el oído, pero no puedes hacer que éstos se conviertan en la llave. El pasado continúa en el interior, la fiesta perpetua se hace más y más desaforada, pero no puedes entrar.
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