-En esa parte no hay nada que le pueda interesar, -dijo-. Mire estos cajones, ábralos usted mismo. -Se retiró un paso mientras hablaban y señaló el cajón superior de la hilera. Había un papel pegado sobre el asa: "Consuelos inútiles" decía.
Amelius abrió el cajón, que estaba repleto de libros.
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