(...) Tintín es asexuado y formal (lo que más detesto en el mundo), la trama de sus historias es convencional, su ideología resulta francamente conservadora, abunda en puerilidades pretendidamente humorísticas, etc. Y sin embargo, siempre funciona.
Sus viñetas forman un universo paralelo, un minucioso espejismo al que uno puede irse a vivir por un rato o para siempre. Es otro mundo, a salvo del tiempo y de la muerte, donde la ambición cruel fracasa y la amistad siempre obtiene recompensa.
En: http://edant.clarin.com/suplementos/zona/2007/01/28/z-03706.htm
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