(...) apenas envejecida pero a punto de alcanzar su edad en cualquier momento, de golpe, y quebrarse allí en silencio, desmoronarse roída por el trabajo sigiloso de los días.
No es un poema, es la explicación de que tuve un motivo para escribir un poema y no pude hacerlo.
Como todos los hombres, había decidido mentir, mentirse a sí mismo y confiar.
Completé el almuerzo con una propina de borracho o de ladrón (...)
(...) aceptaba haber acertado en los desconciertos, los miedos, las dudas de la infancia: la vida era una mezcla de imprecisiones, cobardías, mentiras difusas no por fuerza siempre intencionadas.
El inglés de los embarcados es un idioma universal; y siempre sospeché que algo semejante ocurre con el whisky en toda latitud y altura, se trate de alegría, desdicha, cansancio, aburrimiento (...)
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