(...) probar algo de esa dicha se convertía en una forma de hacerse daño. Un recuerdo lo hirió con su felicidad remota.
-Es lo malo de los Sagitarios -dijo el gordo-. Nos tienta el azar pero no tenemos dotes adivinatorias.
La vida resuelve sus asuntos con altanería.
Esa mañana había leído una frase del Ejército Zapatista después de liberar a un cacique: "nuestra venganza es el perdón". Fui incapaz de citarla, no porque me pareciera grandilocuente, sino porque no estaba seguro de ponerla en práctica. Mi venganza fue pensarla.
(La casa pierde)
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