-Entonces te contaré la historia del amor más grande que jamás haya habido en Stratford-upon-Avon y probablemente en toda Inglaterra.
Pronunció esas palabras en un tono que me provocó un escalofrío.
-En Stratford había dos familias; la familia del zapatero Shakespeare y la familia del granjero Hathaway, ambas iguales en nobleza, enemistadas por antiguos rencores...
-¿Antiguos rencores? ¿Qué antiguos rencores?- lo interrumpí.
-Con los antiguos rencores, nunca se sabe -contestó lacónico.
Eso sonaba un poco a Asterix en Córcega. O como en los Balcanes.
-Sería en verdad sorprendente que la vida fuera de repente justa -objeté.
(De Yo, mi, me... contigo)
Y es que a veces las ilusiones deparan más alegrías que la realidad. (De ¡Muuu!)
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