Me pareció brillante, untuoso y mediocre.
(...) a tanta distancia, las aguas tranquilas del olvido habían logrado sumergirla lentamente en el recuerdo (...)
Y entonces, como casi todos hacemos después de una discusión, había preparado un diálogo en el que encontraba argumentos triunfales (...)
El lenguaje interior no es más auténtico que el lenguaje en voz alta; éste nos protege de los demás, y aquél de nosotros mismos.
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