lunes, 19 de diciembre de 2011

Palabras sin importancia. Manzi




PALABRAS SIN IMPORTANCIA

Música: Juan Cedrón 

Escuchame, al pasar, como yo escucho,
la lluvia que murmura en la ventana,
pensando en algo que olvidé hace mucho,
entre las cosas de la vida vana.

Escuchame también como si oyeras,
esa canción que se enredó en tu vida,
y que vuelve de pronto sin que quieras,
y que es más triste cuanto más se olvida.

Y piensa que mi voz es tu voz misma,
Y que murmuras lo que ya te dije,
Y que mi vida se encuentra con tu vida,
Y que estamos los dos un poco tristes.

Aquí estoy junto a ti, toma mi mano,
no me preguntes para qué he venido.
Piensa que soy tu amigo más lejano,
y que esta noche vuelvo del olvido.

Escuchame pensando que estoy lejos.
Nada acerca mejor que la distancia.
No te diré sentencias ni consejos,
Ni escucharás mentiras ni alabanzas.

Escuchame, al pasar, indiferente,
como se escucha el ruido en la distancia.
Olvida las palabras que te cuente,
mis palabras no tienen importancia.


Jitrik, Noé





Destrucción del edificio de la lógica

(...) a la gente le pasan pocas cosas pero suelen narrarlas dándoles tanta importancia y hasta tal punto que la cuestionada realidad, a la que esa gente pretende estar atenida, resulta un entrecruzamiento de relatos sobre nada, que se pierden en las brumas de lo repentino y no dejan huellas, salvo, por cierto, que vuelvan a producirse milagros como un Flaubert, que fue capaz de escribir maravillosamente sobre nada.

Algunos los llaman quimeras, otros fantasmas, otros ensoñaciones.

(...) aspirar siempre es expresión de ansiedad y por eso es que los fumadores fuman, por el ansia, palabra que es sinónimo de alma, lo que quiere decir que en los fumadores es el alma lo que les pide y exige, pero un alma insatisfecha, torturada.

(...) o, peor todavía, la frase hiriente lo ponía en el lugar del fuera de concurso respecto de las mujeres jóvenes que tanto atraen -es una tradición- a los viejos, siempre que no les recuerden que lo son.

(...) porque estaba muy seguro de lo que pensaba y, por añadidura, creía que lo que pensaba, soberbia de intelectual, era tan importante como el tema mismo.

Nothomb, Amélie





Las Catilinarias

No sabemos nada de nosotros mismos. Creemos que nos habituamos a ser nosotros mismos, pero ocurre lo contrario. Cuantos más años transcurren, menos sabemos quién es esa persona en cuyo nombre hablamos y actuamos.

Me di cuenta de que levantaba la voz. Descargaba mis nervios en mi mujer, como un vulgar marido.

Con la falta de coraje que me caracteriza, opté por una solución intermedia (...)

La mente posee sistemas de defensa incomprensibles: se le pide auxilio y en vez de prestar ayuda, sólo aporta bellas imágenes. Y, al fin y al cabo, no anda desencaminada, ya que esas bellas imágenes, si bien no prestan ayuda, significan la salvación momentánea. En tal caso, la memoria se comporta como un vendedor de corbatas en pleno desierto: <<¿Agua? No tengo, pero si lo desea dispongo de un gran surtido de corbatas.>>

Desgraciadamente, yo confundía mis deseos con la realidad.

Pero, ¡qué le vamos a hacer!, uno no escoge ser quien es. Yo no había elegido ser un pusilánime, la vida me lo impuso.

Me di la vuelta en la cama sonriendo, pues acababa de descubrir una verdad desoladora y, a la vez, cómica: la sensatez era el consuelo de los débiles.
Cientos de filósofos lo habían comprendido antes que yo, es verdad. Pero la sabiduría ajena nunca ha servido para nada. Cuando llega el ciclón -la guerra, la injusticia, el amor, la enfermedad, el vecino-, uno está siempre solo, completamente solo, acaba de nacer y es huérfano.

(...) en matemáticas, más por más da más; en cambio, la palabra sí multiplicada por dos equivale siempre a una negación.

Mientras ella me tuviera en estima, yo me creería una persona digna.
     Aquella noche me sentí ridículo, mediocre, indigno.


Birmajer


Tres hombres elegantes

Yo era lo peor del paso del tiempo: no la tradición ni la sabiduría, sino el aburrimiento, la dejadez, el olvido de uno mismo.

-No tenía intenciones de corregir mi historia- me dijo Miss Doris, concentrando en una frase el afán que ocupaba mi vida entera: la necesidad de corregir el pasado.

-Me parece que se equivocó de persona. Son los fraudes de la literatura.

Cada sujeto padece o cuenta con una obsesión o una necesidad que, al tiempo que lo detiene o erosiona, l e insufla un poder que ninguna tranquilidad puede conceder.

-Todavía estoy pensando qué fue lo que hice mal- agregó.
-Vivir -dije -. Pero eso lo hacemos mal todos.

(...) todos los que alguna vez fuimos conviven en lo que somos.

Dejame que te tutee, que diga cómo te amé, que te hable en el idioma vulgar de los porteños, que nunca nadie va a entender, solamente nosotros dos. Dejame que te hable en un idioma que sólo existe mientras nosotros dos lo hablamos: vos en el limbo; yo en otro limbo, el de mi vida.

Padre... ¿por qué me has dejado en este mundo en el que no sé nada, en el que todo me sale mal, en el que no sé para dónde caminar ni por dónde volver? ¿Por qué te has muerto antes de que deje de ser un niño, por qué te has muerto antes de que me convierta en un adulto? ¿Por qué te has muerto sin explicarme nada?

Soriano



Rebeldes, soñadores y fugitivos

Valía la pena esperarla. Aun esperarla en vano.

Nadie es del todo argentino sin un buen fracaso, sin una frustración plena, intensa, digna de una pena infinita.


Artistas, locos y criminales

(...) y tengo el orgullo de decir que nunca me entregué del todo. (entrevista a Mario Soffici)

Era uno de esos hombres obligados a soñar con el pasado (...) (sobre J. M. Gatica)

Borges-Bioy, Nuevos cuentos de Bustos Domecq



Las tentaciones de la calle Corrientes -pizzería y mujer- me salieron al paso: como no soy de los que escurren el bulto, las acogí de lleno.

La imagen que proyecta el escritor vale más que su obra, que es una miserable basura, como todo lo humano.

Le contesté que si me remuneraba decorosamente, podía contar con un amigo desinteresado.

-Señor -le dije-, me presento en carácter de caballero para depositar una delación. Usted computará lo que vale; en el peor de los casos medio me consolará la seguridad de haber cumplido con mi deber.

viernes, 2 de diciembre de 2011

"El férreo camino de la fatalidá", César Bruto

Brutas biografías de bolsillo: CASANDRA: esperta en adivinansas



            En la mitología griega,Casandra era hija de Hécuba y Príamo,reyes de Troya.


El que quiera istalarse con un consultorio de adivinansaS tiene que luchar con 2 contras muy serias: el allanamiento de la polisíA (cosa inposible de adivinar porque nadies sabe jamás qué cosas hará la polisíA), y que la clientela no tenga confiansa en los augurios del adivino. Y contra esos 2 inconvenientes tuvo que luchar casandrA, la hija de príamO, aquel que perdió su trono a causa de un tremendo insendio que no pudo ser sofocado a tienpo.

Se sabe que la seniorita casandrA tenía un privilejio enorme: podía antisipar el futuro de todas las cosas, indicando en forma infalible el día y la hora en que susedería cualquier acontesimiento(1). Y esa virtú tuvo su orijen en que siendo casandrA saserdotisA de apolO había sido dotada del don de la profesía, hasta que un día la tipa enpesó a conpadrear con sus poderes y a ser indiscreta con sus adivinansas, y entonses la condenaron a lo peor que puede ser condenado un adivinO: a que nadies le llevara el apunte en sus pronósticos, o sea masomenos lo mismo que haora le ocurre al odservatoriO meteorolójicO que cuando anunsia buen tienpO todo el mundO sale con piloto, y viseversa.

Era inútil que la pobre casandrA se arruinase el órgano produbtor de la voz (la larinjE) tratando de ser escuchada por sus parientes y amigos...

-¡Tené cuidado, no te metás! -le dijo a su padre, cuando los sitiadores de la siudá de troyA le ofresieron de regalo un tremendo caballo de madera-. ¡Mirá que te van a meter la mulA!

-¡Ja ja ja ja jaja! -contestó el reY troyano y padre suyo como ya digimos-. ¡Dejate denbromar con tus adivinansas!

¡Y si no fue sierto lo que desía casandrA, que venga homerO y lo diga!

Llena de tristeza, porque sabía todo lo que iba a suseder, la muchacha llegó a misenaS como esclava del reY agamenóN, que regresaba triunfante, contento y con grandes proyebtos para el futuro... Y la casandrA hubiera querido desirle a gritos: "Dispará, que vas a morir asesinado! ¡No volvás a tu casa, que tu muger tengaña con el amigo mas fiel!", pero se calló la bocA y dejó que la marcha de los acontesimientos siguiera su curso por el férreo camino de la fatalidá... Y agamenóN fue asesinado, como es del dominio público; y casandrA -¡y eso tanbién lo sabía!-, fue asesinada cuando le llegó el turno.

Triste final el de algunas adivinaS: ¡cuando no las persigue la polisíA, las revienta el esetisismo de la jente!

NOTAS: (1) Todo en el mas alto nivel, sentiende, o sea que casandrA no daba datos para las carreraS de caballos, ni para la lotería, ni la quiniela ni nada.