Diez años he viajado como una sombra siguiendo sus pasos, diez años, si puedo decirlo, intentando tejer con palabras lo que él destejió con su espada, no sólo los reinos que venció y destruyó, sino su propia vida, que también fue gastando y rompiendo como se gasta y se mella una ilusión contra las paredes de los días.
Después hubo un silencio, en el que cabían todas las derrotas pasadas, (...)
Después hubo un silencio, en el que cabían todas las derrotas pasadas, (...)