viernes, 28 de mayo de 2010

Aira, César





Varamo

"Excusas. Ojo con la procrastinación, que tanto daño le ha hecho a la literatura. Hay que golpear sobre el hierro caliente."

domingo, 23 de mayo de 2010

Balá












Más feo que la primera cuota


Cuando me decido no me decido


Los teléfonos oyen


Silencio ficticio


Silencio ignífugo


Es bravón, hay que estar


Es la muerte pidiendo leche


Se equivoca por partes iguales


Mucho trabajo, con decirle que la siesta la duermo de noche


Un tipo de unos cuarenta años, pero que representaba treinta, de patillas vinílicas, cejas expropiadas, ojos desteñidos, las uñas de riguroso luto, me dice, con esta libertad de prensa (…)
.
-Gracias.
-Serán dadas.
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Rumbo a lontanáncica.
-
No te calentáseno
.
Escúcheme una situación:...
-
- ¡No me diga!
- y, ... ¡ya se lo dije!

martes, 18 de mayo de 2010

¡¡¡♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥!!!









El dato de Rita lo tengo, lo tenemos todos, por el baile demoledor de Gilda, que termina con el sopapo del boludo de Glenn Ford en un improbable club nocturno porteño hacia mediados de los ’40; ahí ella, cantando mal –pero, ¿quién la oía?–, levantaba los purísimos brazos sobre la cabeza mientras se sacaba los interminables guantes y agitaba la melena pelirroja, pese al blanco y negro. Una cosa infernal.
(Juan Sasturain, De los pelos. Página 12, 30 de noviembre 2009)

domingo, 16 de mayo de 2010

Kerr, Philip.










Una investigación filosófica


(...) y mostrarse adusto es una venganza muy poco satisfactoria.

Lo único cierto es que todo lo empírico escapa a nuestro conocimiento

Sin un libro, estoy encadenado a la tierra. Leyendo, soy Prometeo liberado.

Pero decidí guardar mi trabajo precedente como testimonio de mis viejas reflexiones, que, no puedo negarlo, son, no obstante, la base de las nuevas. Tal vez una recopilación conjunta de mis antiguas y nuevas anotaciones constituya una especie de dialéctica, sin ánimo de llegar a elaborar una teoría, sino con la simple finalidad de ilustrar las ambigüedades del lenguaje.

Lamento que las circunstancias me impidan decir nada más, pero de lo que no se puede hablar hay que callar.

Por suerte, no era una persona sentimental, porque sabía perfectamente lo que le esperaba. Encendió un cigarrillo y se lo fumó, furiosa consigo misma, porque no hay nada tan humillante como cuestionarse a uno mismo. Trató de convencerse (...)



El segundo ángel

La ayudante de Dallas, Dixy, que tenía una memoria fabulosa para semejantes trivialidades y era muy aficionada a las citas, le hubiera recordado que cuando uno se encuentra entre un demonio de cualquier especie y el profundo mar azul, éste suele resultar francamente atractivo.

En contra... de tanta mufa