miércoles, 26 de febrero de 2025

Buzzati, Dino. El desierto de los tártaros.

(...) sentía que la exaltación se mudaba en una extraña pena, próxima a la felicidad.


Los pasos se acercaban, no cabía duda, con desacostumbrada precipitación. Tenían un sonido extraño y sórdido, un sonido de inspección administrativa (...)


Lemaitre, Pierre. Monsieur Merlin

 El tema de la remuneración era aún más humillante que el de la categoría, circunscrita a las cuatro paredes del ministerio. La penuria es algo muy distinto, te acompaña adondequiera que vayas, empaña tu vida entera, la condiciona por completo, te habla al oído a cada instante, se trasluce en cuanto haces. La escasez es aún peor que la miseria, porque en la indigencia es posible conservar la dignidad, mientras que la estrechez te conduce a la mezquindad, la racanería, te vuelve tacaño, ruin; te envilece, porque frente a ella es imposible permanecer intacto, mantener el orgullo, el amor propio.


(...) su vida había sido una interminable sucesión de reveses a los que nunca se había acostumbrado. Cada noche revivía las discusiones en las que no se había salido con la suya, las ofensas profesionales de que había sido objeto, para modificar el resultado a su favor, y rumiaba suficientes sinsabores y contrariedades (...)


(en Nos vemos allá arriba)

miércoles, 5 de febrero de 2025

Nova Swing. M. John Harrison

 Vic sabía que su suerte no podía durar. Esas cantidades de dinero, lo sabía por experiencia, tienen su propia suerte. A esas cantidades de dinero uno les importa un comino, uno no debería mezclarse nunca con esas cantidades de dinero.

--¿Y qué?-- le preguntó Emil Bonaventure al techo cuando recuperó el habla. Uno puede cogerle cariño al fracaso.

La sombra de un pájaro invisible surcó una ventana al otro lado de la calle.

Allí se quedó largo rato, viendo cómo la luz del sol se desplazaba hacia el rojo --lo que todo el mundo sabe que es una medida de la velocidad a la que las cosas se alejan de uno-- y pensando en Emil.

"Todos los crímenes", recordó su consejo, "son crímenes contra la continuidad: la continuidad de la vida, la continuidad de la propiedad, la continuidad de los sistemas."


La Wycherly. Ross Macdonald

 La máquina de escribir al otro lado de la pared volvió a arrancar como un apático pájaro carpintero.

Sus ojos eran del color de la miel de artemisa ligeramente adulterada.

Una luna más llena que la de la noche anterior subía detrás de los árboles y brillaba a través de las ramas como un pecho femenino apretado contra una reja de hierro forjado.

La carretera se convirtió en un túnel tallado por los faros delanteros de mi coche que se iba cerrando detrás de nosotros.

Era una noche dura y no se suavizó. Hacia las tres de la madrugada entré en Boulder Beach por el lado norte, donde los neones de los moteles colgaban sus fríos anzuelos en la oscuridad.

Contemplaba el cielo como si acabaran de crearlo.

Con un visible esfuerzo, se recompuso. Sacó una sonrisa de alguna reserva increíble, se la colocó en la cara y habló a través de ella.

Caminando por el desfiladero se puede ver todo el valle. En una mañana despejada, cuando se extiende ancho y colorido bajo un cielo blanco, flanqueado por montañas lejanas, parece la tierra prometida. Tal vez así sea para unos pocos, pero por cada chalé con aire acondicionado, piscina y pista privada de aterrizaje, hay docenas de casuchas de hojalata y caravanas desvencijadas donde viven las tribus perdidas de los inmigrantes. Y cuando sales de las áreas irrigadas te encuentras en un desierto gris donde no vive absolutamente nadie. Allí solo crecen torres y torres de perforación de petróleo que forman un bosque abstracto que no proyecta sombra alguna. El constante bombeo de sus bases hace que parezcan animales mecánicos.