(...) había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo. Sabían ejercer un intercambio de libros y periódicos; solían batirse al ajedrez, taciturnamente.
(...) Ese primer intento probó que la esperanza y la avidez pueden inhibir.
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